Fte.: El Norte de Castilla
Las elecciones a Cortes de Castilla y León no han sorprendido más allá de las encuestas, aunque se puede decir, sobre todo después de las últimas conformaciones de gobierno, que el PP, tan dañado a nivel nacional, ha conseguido mantener algo el tipo. Tal vez tenga algo que ver el origen palentino de Casado, aunque curiosamente no haga halago de ello. Sin embargo, sí hay que remarcar la fuerte irrupción del partido Por Ávila (XÁv), no solo porque haya acariciado la mayoría absoluta en la capital, sino porque a nivel provincial ha logrado la mayoría en nueve municipios.
Si solo nos fijamos en la capital de provincia, podría decirse que estamos ante cierto efecto personalista logrado por Jesús M. Sánchez Cabrera, fundador del partido y ex-alcalde popular a quien una moción de censura apartó del cargo. Esas otras localidades en las que han ganado, además de los cuatro procuradores en la Diputación y uno en Cortes, hacen ver que no se trata solo del tirón de Sánchez Cabrera, sino de otro que ya se está viviendo en la región y otras provincias a las que ya se nombra como la España vaciada: un clamor de candidaturas municipales o provinciales, independientes de los grandes partidos, que miren por los municipios y las provincias, que no es otra cosa que lo que pide XÁv: más inversiones en infraestructuras y desarrollo provincial. Algo que sobre todo había visto en otros territorios con mayor cultura de autogestión (sobre todo País Vasco o Cataluña) empiezan a cuajar ya en otros lugares necesitados de voz propia.
Y trayendo a colación al País Vasco, poco se ha hablado del enclave burgalés de Treviño, en la que a nivel municipal quienes han ganado han sido Bildu (La Puebla de Arganzón) y Ciudadanos del Condado (no confundir con el partido de Albert Rivera), aunque finalmente la alcaldía de este último se la ha llevado quién y el Partido Nacionalista Vasco. Supongo que tanto un fenómeno como el otro, aunque en contextos distintos, deberían servir a las grandes formaciones para ver cómo están gestionando la municipalidad y atendiendo a las demandas locales. Sobre todo, en el caso de ese último, donde por primera vez, y a base de no entender sus necesidades, los nacionalistas vascos gobiernan dos municipios de Castilla. Muy llamativo.
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