He tenido la suerte de pasar una semana de agosto en Ávila, la ciudad castellana "más alta de España". Una ciudad enriquecida con un patrimonio cultural digno de envidiar por cualquier región europea.
El turismo es la principal fuente de ingresos de esta capital de provincia homónima, que también depende en gran medida del tercer sector. Así lo expresa también en su web. Por lo tanto, es más que necesario crear una imagen que llame la atención e invite al turista (nacional o extranjero) a visitar la ciudad amurallada. Me centraré en logotipo, cuya imagen está distribuida por toda la ciudad (en la fotografía, podemos verlo en un bloque de hormigón que sostiene un panel informativo de la Catedral).
Cualquier logotipo que representa a una ciudad suele ser principalmente tipográfico, acompañando las letras con un anagrama que simbolice alguna particularidad de la ciudad. En el caso de Ávila, lo más representativo es su muralla medieval, que está representada en planta en el logo. Aprovechando su forma de nube, se le han añadido dos círculos que se dirigen a las letras, de manera que nos recuerda al sueño o al pensamiento en el lenguaje del cómic. Un trazo rojo, potente y contundente, que contrasta en exceso con una tipografía raquítica e inexpresiva.
La tipografía elegida para el nombre de Ávila parece querer imitar la letra de uno de los personajes más promocionados de esta ciudad: Santa Teresa. Esta doctora de la Iglesia dignificó el castellano, escribiendo varios manuscritos cuya tipografía es bien conocida para cualquier investigador. En todo caso, y como se ha dicho, se presenta endeleble y poco legible frente a la gruesa imagen de la muralla, que parece aplastarla.
Si se recorre la ciudad, y haciendo un guiño a la antigua tradición cristiana de la vieja Castilla, encontraremos varios establecimientos de hostelería que escriben sus rótulos con tipografía medieval (o al menos, la imitan). Marca una identidad repetida en varios pueblos de ciudades del viejo condado. En el caso del turismo abulense, esa tradición se rompe con este logotipo, y crea cierta discordancia con esa tradición visual de la ciudad.
Si a lo dicho añadimos la poca atención que generan los colores (en realidad sólo hay uno, ya que el negro es, en diseño, un "no color"), la atención que debe reclamar un logo turístico merma enormemente. En definitiva: un logotipo que podía apuntar maneras hacia algo creativo e interesante, queda casi más cerca de una imagen un tanto amateur.
Atendiendo a la web y a la imagen turística de la ciudad, creo que el logotipo puede mejorar mucho, partiendo de la base que ya tiene. Esa idea de soñar, de volver a un pasado glorioso, de recordar una vieja tradición, de retomar las antiguas "fazañas" de Castilla, es sin duda una gran idea que el autor tendría en mente. Pero conviene darle una vuelta más. La calidad turística de la ciudad así lo merece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario