Artículo en El Periódico de Catalunya (15.V.2019)
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"A enemigo que huye, puente de plata", dice el refranero castellano. Podemos apoyar el saber español con la famosa frase de Shun Tzu para sus técnicas de guerra: "a enemigo que huye, no lo persigas".
Es evidente que Miquel Iceta se ha vuelto un enemigo más del independentismo catalán: federalista convencido, no contrarió sin embargo a su partido hermano a nivel nacional cuando éste votó junto a las derechas el 155 en el Senado, cámara que ahora le proponen presidir por aquello de que es catalán y progresista -y, dicho sea, tiene un atractivo apellido vasco venido de familiares vizcaínos del PNV-.
No deja a nadie indiferente, y de momento su carrera puede quedar frustrada por el Parlament, con el voto desfavorable de esas mismas derechas -quizás tenga algo que ver su orientación sexual, o su apertura a negociar con los "malos de la película, los que quieren romper España". Aunque tampoco a estos últimos les cae bien, pues le guardan el rencor por el 155. Esto nos lleva a las premisas iniciales: suponiendo que el Freddie Mercury catalán sea un enemigo, ¿no es conveniente desterrarlo a España? ¿Que el Senado aprobó la intervención de la autonomía? Bueno, ya dijo Torra que el "bloc del 155" estaba formado también por el PSOE. ¿Les temblaría la mano si hubiera que aplicarlo otra vez, presidiera el socialista que presidiera?
También se dice que Iceta, por su pensamiento federal -al menos declarado- es un guiño a la apertura del PSOE al debate territorial, aunque Sánchez ya haya declarado que bajo su mandato "no habrá autodeterminación". Lo dijo además en Vizcaya, patria chica del abuelo de Iceta. Alguna ventaja mínima, a sabiendas de que con ningún socialista se abrirán puertas a la independencia.
Visto todo lo anterior, creo que es ventajoso para todos que Miquel presida el Senado; la cámara territorial gozará de un presidente que cree en las regiones. Los socialistas quedarán satisfechos con su jugada e Iceta será premiado con el sabroso inicio de una carrera a nivel estatal -pues al fin y al cabo, el PSC tiene aspiraciones españolas, formando parte del PSOE-. Por fin, el independentismo proscribirá a un personaje que no le es cómodo.
Lo dicho: a enemigo que huye...
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Fte.: Albert Bertrán
"A enemigo que huye, puente de plata", dice el refranero castellano. Podemos apoyar el saber español con la famosa frase de Shun Tzu para sus técnicas de guerra: "a enemigo que huye, no lo persigas".
Es evidente que Miquel Iceta se ha vuelto un enemigo más del independentismo catalán: federalista convencido, no contrarió sin embargo a su partido hermano a nivel nacional cuando éste votó junto a las derechas el 155 en el Senado, cámara que ahora le proponen presidir por aquello de que es catalán y progresista -y, dicho sea, tiene un atractivo apellido vasco venido de familiares vizcaínos del PNV-.
No deja a nadie indiferente, y de momento su carrera puede quedar frustrada por el Parlament, con el voto desfavorable de esas mismas derechas -quizás tenga algo que ver su orientación sexual, o su apertura a negociar con los "malos de la película, los que quieren romper España". Aunque tampoco a estos últimos les cae bien, pues le guardan el rencor por el 155. Esto nos lleva a las premisas iniciales: suponiendo que el Freddie Mercury catalán sea un enemigo, ¿no es conveniente desterrarlo a España? ¿Que el Senado aprobó la intervención de la autonomía? Bueno, ya dijo Torra que el "bloc del 155" estaba formado también por el PSOE. ¿Les temblaría la mano si hubiera que aplicarlo otra vez, presidiera el socialista que presidiera?
También se dice que Iceta, por su pensamiento federal -al menos declarado- es un guiño a la apertura del PSOE al debate territorial, aunque Sánchez ya haya declarado que bajo su mandato "no habrá autodeterminación". Lo dijo además en Vizcaya, patria chica del abuelo de Iceta. Alguna ventaja mínima, a sabiendas de que con ningún socialista se abrirán puertas a la independencia.
Visto todo lo anterior, creo que es ventajoso para todos que Miquel presida el Senado; la cámara territorial gozará de un presidente que cree en las regiones. Los socialistas quedarán satisfechos con su jugada e Iceta será premiado con el sabroso inicio de una carrera a nivel estatal -pues al fin y al cabo, el PSC tiene aspiraciones españolas, formando parte del PSOE-. Por fin, el independentismo proscribirá a un personaje que no le es cómodo.
Lo dicho: a enemigo que huye...
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