DIRCOM Norte con La Salve de Bilbao

El Norte, de donde se suelen autodenominar los bilbaínos (aunque abarquen con ello, y tal vez sin darse cuenta, toda la cordillera cantábrica) es cuna y sede de cervezas tan emblemáticas como La Salve y la Oro, ambas dos vueltas a resurgir en tiempos modernos con nueva estética y branding. No es extraño que desde la Facultad de Comunicación, próxima a Bilbao, nos interesase relacionarnos con éstas, y muy especialmente con La Salve, con quien colabora nuestro buen compañero de andanzas y barcos en llamas Joseba A. Etxebarria, que nos invitó ayer a parte del Dpto. de Comunicación Audiovisual y Publicidad a darnos un garbeo por la sede de la fábrica cervecera, y participar así de la jornada de Directivos de Comunicación DIRCOM Norte. Esta delegación abarca, como su nombre indica, a los oficiantes de Cantabria, La Rioja y Navarra. Y por supuesto al País Vasco, eje y centro de todo equilibrio industrial de calidad.

Durante la visita, el director de las cervezas Eduardo Saiz Lekue nos explicó las claves del éxito de La Salve: cercanía, tecnología y bilbainismo. La primera, porque han resurgido apoyando todo aquéllo que tenga que ver con lo local (véanse equipos de fútbol como el Portugalete, Barakaldo y por supusto, el Athletic). La segunda, porque disponen de una elaboración industrial potente que no parece haber, según Saiz Lekue, en ningún otro lugar de la geografía hispana. Y por último, y unido a lo primero, que la marca Bilbao es todo un acicate de chulería y profesionalidad a la vez. Curiosamente han penetrado bastante bien en el ámbito guipuzcoano, aunque en el alavés todavía les queda trabajo. Ya solo el dato de que la industria cervecera constituye un 1% del PIB español no deja dudas de que es un sector importantísimo (el del automóvil constituye el 10%). Si a ello se le une que la cerveza arrastra al agro para bien, el quesito del PIB que abarca aún sería mayor (apunto que en palabras de Saiz Lekue, La Salve solo compra a productores locales, concretamente de los valles alaveses de Ayala).

No faltó tiempo para un buen acto de merchandising y por supuesto una cata de cervezas, en mi caso una rubia Lager antes de comenzar la sesión, y una Múnich tostada para una buena conversación al final.

A fin de extraer algunas conclusiones de la visita, y porque a la vuelta algo debo contar a mi alumnado que tenga que ver con la figura del DIRCOM, concluyo que la gestión empresarial se parece mucho a la educación de las personas. De nada sirve tener una buena imagen y verborrea, si en el fondo no se dispone de herramientas y conocimientos que te den algo de validez (es la enfermedad de los políticos del s.XXI, tal vez acrecentada con el uso de las RR SS). Esto quiere decir que por muy buenos que sean la comunicación y el marketing, poco se podrá vender sin una buena fábrica y equipos industriales que hagan un producto que va a acabar en boca (o manos) de un consumidor cada vez más crítico y cada vez menor poder adquisitivo. Por contra, todo lo último no vale de mucho sin una marca que transmita valor, cercanía y amistad con ese consumidor que requiere que lo cuiden. Con todo, parece igual de importante currarse la imagen a la vez que los medios. Para comprobarlo, una fotografía donde salimos guapísimos. Topa!


Fte.: Asier

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