Comunicación de Aitor Castañeda en el Congreso Internacional Interdisciplinar La ciudad: imágenes e imaginarios, celebrado en Getafe (Madrid) en marzo del 2018. Editorial: Universidad Carlos III de Madrid (2019), Ana Mejón, Farshad Zahedi, David Conte Imbert (eds.), ISBN: 978-84-16829-44-6
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Resumen. Ha pasado más de un siglo desde que el padre del nacionalismo vasco, Sabino Arana, definiera la ciudad como un foco de industrialización que había venido a llenar Vizcaya –y por extensión, toda la tierra vasca– de gente española que, según él, había desnaturalizado la identidad nacional vasca intoxicándola con una cultura extranjera y esencialmente atea, estableciendo así un paradigma de “verdadero vizcaíno” –o vasco– que vivía en las montañas y guardaba sus tradiciones, idea refutada por intelectuales de su tiempo tan importantes como el propio Miguel de Unamuno. Sin embargo, durante décadas, dicha mentalidad sobre el entorno urbano, en uno de los territorios más industrializados del Estado, ha sido mantenida por diversos sectores del nacionalismo vasco, hallando en su seno una contracorriente a principios de los años 70 cuando, en plena Transición, diversos movimientos marxistas y de izquierdas abrazan el nacionalismo vasco y lo dotan de un corpus teórico alternativo, donde la identidad vasca supera lo esencialmente racial y religioso para dar un salto a la pluralidad social reunida en torno a la ciudad, eje de la modernidad. Así nace el primer periódico de izquierda abertzale Egin –“hacer” en eusquera– en 1977, declaradamente vasquista y de izquierda, y en cuyas páginas de humor figura la serie cómica del personaje Zakilixut –traducible en castellano como “Pene-tieso”– creado por Antton Olariaga y que se analiza en el presente manuscrito. Se estructura así el discurso de las tiras cómicas de dicho personaje de Olariaga, en la que el mismo transita en solitario de un espacio netamente telúrico hacia otro íntegramente urbano, arrojando en su camino chistes obscenos sobre los elementos naturales que encuentra y desdibujando esa naturaleza que una buena parte de la juventud vasca tenía mitificada como Madre Tierra. Apunta así en su recorrido hacia la ciudad como lugar donde se erige como símbolo esa izquierda abertzale o marxista, anticlerical, urbana, y cuyo idioma de expresión será el moderno vascuence unificado o batúa. Con todo, se concluye que Zakilixut y el periódico Egin se convierten así en el símbolo y voz de una nueva sociología totalmente rupturista, que se desquita de los dogmas teóricos del nacionalismo aranista y dibuja, también a través del humor, una nueva realidad urbana.
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