La usabilidad del diseño de banderas en la venta de productos

No cabe duda de lo importante que resulta para determinados territorios comercializar productos foráneos. Estos productos no son meros bienes consumibles que aportan beneficios netamente económicos, sino que como en toda campaña de marketing, portan consigo una marca del lugar, el valor intangible del territorio que los ha producido. Así por ejemplo, en España, un buen ejemplo de lo explicado es la Comunidad Autónoma de la Rioja, conocida mayormente por sus vinos, que ha comercializado hasta en el mercado Norteamericano.

Me detengo, pues, a hablar de uno de los elementos gráficos que más identifica a una región/país/estado: su bandera. Todas las comunidades autónomas españolas disponen de la suya propia, a veces traídas de su historia, y otras no. Así, por ejemplo, la bandera de Castilla y León sería histórica, ya que su diseño lo encontramos en los antiguos escudos desde la unión de los reinos de León y Castilla; sin embargo, en el caso de La Rioja, ésta no pasó a ser una región reconocida y con derecho de autogobierno hasta 1979, en la que varios grupos sociales pujaron por un objetivo materializado en 1982: convertirse en comunidad autónoma. Por no contar con una bandera concreta identificadora del nuevo territorio, el diseñador y heraldista José María Oria de Rueda propone una nueva bandera, identificadora de la identidad del territorio y muy adaptable a cualquier tipo de circunstancia que el diseño exija.


Así pues, la bandera es perfectamente adaptable a cualquier tipo de producto: desde cintas alargadas para atar el producto vendido, hasta un sinfín de posibilidades de rendimiento gráfico. Un buen ejemplo es este paquete de confitería que he encontrado en una pastelería de Logroño.


Mi postura es clara: aquellas banderas con un diseño propiamente horizontal o vertical se adaptan mejor desde el punto de vista del diseño a cualquier circunstancia. Así, aquellas con aspas o crucíferas son más complicadas a la hora de elaborar materiales de diseño gráfico, como por ejemplo, la cinta identificativa de la caja de repostería de la foto.

Un buen ejemplo es, también, la bandera polaca. Visitar Varsovia es claro ejemplo del rendimiento que se le puede sacar a una bandera. Hasta en repostería podemos encontrarla, pero no precisamente atando un paquete de chocolate... ¡Sino formando parte de la comida!

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