Texto publicado en El Periódico de Catalunya (3-VII-19)
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La aprobación de los presupuestos de Andalucía parece, en tiempos de inestabilidad, un soplo de aire en una autonomía mediáticamente controlada.
Muchas cosas han resultado llamativas. Por ejemplo, la reducción 480 millones en ingresos, lo que también se ha llevado por delante el otros 600 mil en ayudas a inmigrantes. Tampoco hay que olvidar que el eje del pacto presupuestario ha sido la asunción del centro-derecha del concepto “violencia machista” por “de género”, lo que nada tiene que ver con la economía.
Sin embargo deseo centrarme en otro aspecto, aún más mediático: la reserva de 100.000 € para “combatir la inmersión lingüística” en Cataluña. Los fondos se destinarán, según parece, a que “los descendientes de andaluces que deseen estudiar en castellano en aquellas comunidades con lengua cooficial, puedan”. Supongo que si la inmersión es un problema, lo será para todos, no solo para las hijas y los hijos de los andaluces. Que un catalán, hijo de catalanes, quiera estudiarlo todo en castellano y se quede sin ayudas por no tener parientes sureños, es igual de ridículo que un hijo de andaluces en Cataluña pueda recibir cursos complementarios de castellano acreditando su ADN (o AND).
También se establece también que los canalizadores de dicha partida serán los centros regionales, que recibirán dinero para promocionar, por ejemplo, la Feria de Abril de Barcelona. Yo no sé si promocionará también la rumba catalana, pero si las nuevas derechas establecían como preferencia eliminar los ‘chiringuitos’, no creo que esta medida sea coherente.
Todo consiste pues en un efecto mediático donde se pretende aprovechar lo que sea para atacar a Cataluña y su lengua, ahondando en una crispación demagógica que pretende instrumentalizar el Ándalus en unos términos de Reconquista de Sur al Norte. De suerte que la Feria la promovió el barcelonés Narcis Bonaplata i Curiol, que tal vez será más recordado gracias a este impulso a la cultura y costumbres andaluzas.
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Fte.: El Periódico.
La aprobación de los presupuestos de Andalucía parece, en tiempos de inestabilidad, un soplo de aire en una autonomía mediáticamente controlada.
Muchas cosas han resultado llamativas. Por ejemplo, la reducción 480 millones en ingresos, lo que también se ha llevado por delante el otros 600 mil en ayudas a inmigrantes. Tampoco hay que olvidar que el eje del pacto presupuestario ha sido la asunción del centro-derecha del concepto “violencia machista” por “de género”, lo que nada tiene que ver con la economía.
Sin embargo deseo centrarme en otro aspecto, aún más mediático: la reserva de 100.000 € para “combatir la inmersión lingüística” en Cataluña. Los fondos se destinarán, según parece, a que “los descendientes de andaluces que deseen estudiar en castellano en aquellas comunidades con lengua cooficial, puedan”. Supongo que si la inmersión es un problema, lo será para todos, no solo para las hijas y los hijos de los andaluces. Que un catalán, hijo de catalanes, quiera estudiarlo todo en castellano y se quede sin ayudas por no tener parientes sureños, es igual de ridículo que un hijo de andaluces en Cataluña pueda recibir cursos complementarios de castellano acreditando su ADN (o AND).
También se establece también que los canalizadores de dicha partida serán los centros regionales, que recibirán dinero para promocionar, por ejemplo, la Feria de Abril de Barcelona. Yo no sé si promocionará también la rumba catalana, pero si las nuevas derechas establecían como preferencia eliminar los ‘chiringuitos’, no creo que esta medida sea coherente.
Todo consiste pues en un efecto mediático donde se pretende aprovechar lo que sea para atacar a Cataluña y su lengua, ahondando en una crispación demagógica que pretende instrumentalizar el Ándalus en unos términos de Reconquista de Sur al Norte. De suerte que la Feria la promovió el barcelonés Narcis Bonaplata i Curiol, que tal vez será más recordado gracias a este impulso a la cultura y costumbres andaluzas.
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